jueves, 6 de septiembre de 2012

Capote

Estas vacaciones - cerca del mar, en el sitio de siempre... - he leído bastante, pero no he publicado en el blog, y a la vuelta ya se sabe:  correr para recuperar y volver a lo habitual.

Ahora que estoy haciendo tiempo para ir al aeropuerto a recoger a mi hija, que regresa de hacer su campaña odontológica anual en África, quiero compartir con vosotros una pequeña obra maestra que me ha hecho disfrutar: El arpa de hierba de Truman Capote.

Escrita en primera persona por un joven, Collin, narra de forma ingenua y mágica, pero llena de sabiduría,  la vida en un pequeño pueblo del sur de los Estados Unidos

La primera frase del libro: "¿Cuándo oí hablar por primera vez del arpa de hierba? Bastante antes del otoño ya vivíamos en el cinamomo, así que debió ser a principios del otoño. Y, naturalmente fue Dolly quien me lo dijo. Nadie más pudo tener la ocurrencia de llamar aquello un arpa de hierba."

Y como termina 180 páginas después: "... Y entonces quise compartir con el juez lo que Dolly me había dicho: que la pradera era un arpa de hierba, que recopilaba y contaba; un arpa de voces que recordaban una historia. Escuchamos."

Y un diálogo del medio: "Estábamos hablando del amor... Empieza con eso, aprende un poco lo que es el amor... No es un proceso fácil, compréndelo: puede exigir toda una vida, como me ocurrió a mí, y aún no he logrado dominarlo ni creo que lo haga nunca... Sólo sé esta verdad tan grande:  que el amor es una cadena de amor del mismo modo  que la naturaleza es una cadena de vida."

Ocurre la novela - bastante autobiográfica - en una época del año parecida a la que empezamos, y se nota en el carácter, en el ritmo y en la música de las palabras, por lo que es muy apropiada ahora, y os gustará; incluso a los que ya la habéis leído hace tiempo.

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