viernes, 24 de diciembre de 2010

Dos buenos libros

La semana pasada un gran amigo, después de un viaje juntos a Bilbao en avión en el que en una hora hablamos de lo divino y de lo humano, me sorprendió trayéndome a casa al día siguiente dos ensayos. El primero: Algo va mal de Tony Judt, ya lo he terminado y es muy bueno; ahora estoy con el segundo: La agonia de Francia, de Chaves Nogales, publicado en 1941 en Montevideo; ya os contaré.

Aprovecho para desear a todos unas felices fiestas, y que el próximo año nos traiga todo lo mejor.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Pedro Salinas

Vuelvo a publicar esta entrada de hace unos años, porque he vuelto a maravillarme con el libro:


El gran escritor Pedro Salinas leyó en 1944 en la Universidad de Puerto Rico un ensayo titulado Defensa del Lenguaje editado por la Asociación Amigos de la Academia en 1991 que es una maravilla por su fondo, por su forma - no en vano se trata de uno de nuestros mejores poetas contemporáneos - y por la sensación tan buena que te deja al terminarlo.

Comienza hablando de los motivos:

"¿Por qué he escogido este tema?... Tres motivos coincidentes me llevaron a escoger este tema. Uno, el primero, la emoción sentida, después de varios años de residencia en país de habla inglesa, al encontrarme en un aire, digámoslo así, en un aire lingüístico español... Sí, he vuelto a respirar español en las calles de San Juan, en los pueblos de la isla. Y he sentido una gratitud no sé a quién, al pasado, al presente, a todos y a ninguno en particular, gratitud a los que me dieron mi idioma al nacer yo, a los que siguen hablándolo a mi lado.
El segundo motivo.... Al hombre le preocupa su lengua. ¿Por qué será? ¿Por pura curiosidad intelectual, por urgencia desinteresada de su mente? No lo creo... Le preocupa porque se ha dado cuenta del poder fabuloso, y en cierta forma misterioso, contenido en esas leves celdillas sonoras de la palabra. Porque las palabras, las más grandes y significativas, encierran en sí una fuerza de expansión, una potencia irradiadora ...
Y el tercer motivo... Enseñar literatura ha sido siempre, para mí, buscar en las palabras de un autor la palpitación psíquica que me las entrega encendidas a través de los siglos: el espíritu en su letra."

No voy a citar más: os animo a que disfrutéis cada una de sus ochenta páginas; sobre todo en estos momentos en que "lo nuestro" está tan triste y taciturno.