Estoy leyendo un diario: De Ceilán a Damasco, escrito por el diplomático español Adolfo Rivadeneyra - hijo del famoso editor- que narra su viaje iniciado en Ceilán en la primavera de 1869, y que a través de la India, Omán, Persia, Mesopotamia, Turquía y Siria le llevó hasta Damasco por diversos medios de transporte, deteniéndose en sitios tan relevantes como las ruinas de Babilonia, Nínive, Palmira..., y ciudades como Bombay, Bandar Abbas, Bagdad, Kirkuk, Aleppo y la propia Damasco.
Muy interesante ver desde la perspectiva actual, como viajaba una persona culta de mediados del siglo XIX - en un periplo que le llevó más de tres meses -, y las reflexiones que hacía durante el mismo.
