sábado, 25 de febrero de 2012

Granada

Estoy terminando un libro de un autor desconocido para mí hasta ahora: el abogado Felipe Romero, editado por Comares en 1995 y ya en su 8ª edición: El segundo hijo del mercader de sedas. Ambientado en Granada, en la segunda parte del XVI, y relatado en primera persona por el hijo segundón de un adinerado mercader genovés afincado en ella.

El protagonista llega a ser nombrado canónigo de la abadía del Sacromonte, y trata del descubrimiento de los llamados "Libros Plúmbeos" y sus consecuencias, pero el verdadero protagonista es Granada - una de las ciudades más bellas del mundo en mi opinión -, y da gusto reconocer en la actual la de la época de la novela: el convento de los Mártires, el Realejo (antigua judería), la cuesta de María la Miel, la carrera del Darro, el paseo del Genil, la catedral... Este otoño volví a recorrer la Alhambra, el Generalife, a cenar en el Albaicín..., y me dejé sorprender, una vez más, por su magia.

La novela aparte de la belleza de su prosa - a veces poética -, y la superabundancia del lenguaje, nos vuelve a poner delante el tema de la convivencia de creencias y religiones, de distintas formas de ver la vida; el peligro de la intolerancia y del fanatismo. También nos hace ver lo que supuso el Mediterráneo como unión y apertura: el mercader de sedas vivió en Venecia, y traficó por todo este mar; se había enriquecido trayendo trigo a Granada desde el norte de África en una de las típicas hambrunas de esos años.

Recomiendo esta novela a los que les guste el género histórico, porque aprendes y, además, consigue mantener la tensión en todo momento.

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