Henry James escribió, y situó, esta novela en Paris, y pensó en otros títulos: El hombre democrático, El hombre nuevo..., antes de llamarla El Americano.
Muy influenciada por Rousseau, Voltaire y por los ideales de la revolución francesa, muestra a la perfección el contraste entre el viejo y el nuevo continente, entre el hombre hecho a si mismo, y aquel que hereda la posición y el futuro - con sus ventajas y limitaciones -. Con un estilo que recuerda a Zola y Balzac, puede considerarse el inicio de la novela norteamericana.
Aunque ahora las diferencias culturales a ambos lados del Atlántico son mucho menores - gracias sobre todo a la presencia del cine y la música norteamericanos en todo el mundo -, el libro sigue dejando patentes algunas diferencias que todavía perviven: cierto optimismo algo ingenuo, ver el mundo como frontera, una fe antropológica en las posibilidades de la tecnología y el progreso..., que nos demuestran que estamos ante una obra maestra, a pesar de que en ocasiones sea melodramática.
No hay comentarios:
Publicar un comentario