sábado, 19 de febrero de 2011

Wallander

Kurt Wallander, el detective de homicidios creado por Henning Mankell me cae bien, muy bien; me pasa como con Montalbano, su homólogo trasplantado a Sicilia, o con el comisario Brunetti, del que ya hablé en este blog. Son personas con vida, con sentimientos, con virtudes y manías, de los que te gustaría ser su amigo... Atraen porque son humanos, porque actúan pensando en las consecuencias, porque no quieren resolver sus casos de cualquier manera, porque desconfían del poder en todas sus formas, incluida la policial.

En este último aspecto viene a cuento la cita de Toccqueville que abre su novela El hombre sonriente: "No es la inmoralidad de los grandes hombres lo que debería infundirnos temor, sino más bien el hecho de que sea ésta la que, con tanta frecuencia, permita a los hombres alcanzar la grandeza".

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