lunes, 22 de febrero de 2010

Historias paralelas

Las novelas de historias paralelas que convergen según avanza la trama siempre me han gustado: me parece una manera muy eficiente de mantener el interés del lector y de sacar a relucir la interconexión de las personas. En mi novela, Tirando del hilo, utilicé esta técnica, con estos y otros fines, y quizás lo vuelva a hacer en una próxima.

Un buen amigo, Carlos, gran lector, con el que comparto además otras aficiones e intereses, me recomendó hace unas semanas un libro magnífico de este tipo: El hombre que amaba a los perros, narrada magistralmente por Leonardo Padura. En él transcurren tres historias, no de forma simultánea o sucesiva, sino saltando adelante y atrás en el tiempo, una de ellas contada en primera persona.

Todavía no la he terminado, pero me está encantando, y no he podido dejar de recomendarla. Recoge un momento muy interesante, y bastante desconocido de la historia del siglo XX, desde varios puntos de vista, y no solo entretiene sino que aprendes mucho: el escritor ha hecho un extraordinario trabajo de documentación, y la interposición de personajes históricos y ficticios está muy bien lograda.

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