Había leído otra novela del chileno Luis Sepúlveda, y cuando me regalaron ésta, galardonada con el último premio Primavera, me apresuré a empezarla.
El argumento, basado en una nueva aventura de tres ancianos izquierdistas condenados en su día a marchar al exilio por la represión, tiene la desventaja de ser bastante predecible, de sorprender lo justo; sin embargo la maestría en la forma de contar la historia, la belleza de las metáforas, y su habilidad con el uso de las palabras, hace que su lectura sea grata, y que te deje un buen sabor de boca. El libro tiene, además, sentido del humor y llega al corazón, pues los personajes, unos derrotados por la vida en muchos sentidos, están llenos de ternura y de buenos sentimientos.
Es, sin duda, una buena alternativa para llevarse en el equipaje estas vacaciones.
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