miércoles, 15 de abril de 2009

Baza de espadas

Esta inconclusa obra de Valle Inclán, que termina su trilogía "El ruedo ibérico", fue publicada por entregas en el periódico madrileño El Sol entre enero y marzo de 1932, y no apareció como libro hasta 1958, cuando el autor llevaba más de veinte años muerto.



Es, sin duda, un magnífico ejemplo de novela histórica, en la que se mezclan de continuo personajes reales e imaginarios, y que permite conocer mejor que muchos tratados de Historia lo que fue la España Isabelina, las Guerras Carlistas, los pronunciamientos, las conspiraciones sin fin de nuestro siglo XIX. También hace incursiones sobre el movimiento libertario europeo: en la tercera parte del libro - "Alta mar" -, que ocurre en un vapor que navega de Gibraltar a Londres, viaja también Bakunin acompañado de un elenco de exiliados, golpistas, bailadores, chulos..., y se aprovecha para hacer disquisiciones muy acertadas sobre el comunismo, el anarquismo y los movimientos sociales. 



Pero lo que más me ha llamado la atención en esta nueva lectura de la obra - la anterior fue hace casi 40 años, al final de mi bachillerato -, es el dominio del lenguaje del autor, su maestría y facilidad no solo para usar palabras y construir frases, sino para inventar vocablos de un grafismo y una exactitud proverbiales. Algunos ejemplos:



- ... hacía frunces al hocico con husma arratada...


- ... volvio a escrutar las nubes que enlutaban el cerco de la luna...


- ... el vate arqueó las cejas con un gesto inflado de circunloquios.


- la viuda, con garabateo de los ojos y juegos del abanico, engatusó de lejos al amelcochado capitán.

- ... la arboladura mecía sus cruces en mundos de estrellas...

- .... lloraba a popa un acordeón de emigrante.

Os animo a que lo leáis, pero en una tarde de vacaciones, sin prisas, tumbado en una hamaca, a la sombra de un árbol, para poder disfrutar bien su prosa poética.

No hay comentarios: