miércoles, 10 de noviembre de 2010

Seudónimo

Un buen amigo bilbaíno, gran persona y excelente profesional, me entregó la última vez que nos vimos un ejemplar de su primera novela: El despertar, escrito con el seudónimo de Arcadio Vargas, protagonista y relator de la obra. Para mí fue una sorpresa - no tenía ni idea de que tuviera esta vocación, esta necesidad, vicio..., como queramos llamarlo -, y como autor minoritario no pude dejar de darle un fuerte abrazo en ese momento.

La novela es buena: viva, con ritmo, entretiene, enseña, tiene personajes que se te quedan, como Juan Astorqui; es además un homenaje a una ciudad, Bilbao, y a una forma llana, noble y valiente de entender la vida. Es una excelente novela negra en la mejor tradición de Dashiell Hammett.

Cuando le pregunté por qué había decidido publicarla con seudónimo, me contestó que Bilbao era demasiado pequeño, y que la gente siempre intentaba encontrar parecidos cuando conocía al autor. Por mi propia experiencia sé que es verdad, y los parecidos que sacan pueden ser de lo más peregrinos.

Os animo a que la leáis, y aprovecho para felicitar a Arcadio, pidiéndole que siga en esto.

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